23.12.05

La “religión cósmica” de Einstein


Para rechazar la idea del azar, Albert Einstein afirmó:“Dios no juega a los dados”. Pero ¿en qué Dios creía Einstein? Guillermo Boido, profesor de Historia de la Ciencia de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, responde a las tres preguntas más frecuentes sobre las creencias del genio.
- ¿Negó Einstein alguna vez la existencia de Dios?
Luego de un período juvenil de escepticismo religioso, Einstein expresó una profunda religiosidad que lo acompañaría durante el resto de su vida. Uso este término y no el de religión porque no creía en algún dios personal que se ocupe del destino de sus criaturas, en ninguna clase de divinidad que otorga premios y castigos, a la cual se asocia la posibilidad de salvación de determinado grupo social y de los individuos. Nunca practicó religión institucional alguna, como el judaísmo o el catolicismo. Sin embargo, su religiosidad derivaba de su creencia en un Dios muy particular, que se expresa en la armonía, la legalidad y la racionalidad del universo. Así puede ser entendida su afirmación de que era "un no creyente profundamente religioso". Y por ello siempre negó que fuese ateo.
-¿A qué cosmovisión religiosa adhería, entonces?
La de Baruj Spinoza, el gran filósofo del siglo XVII. Afirmó muchas veces su creencia en el Dios de Spinoza, el cual “se revela en la ordenada armonía de lo que existe”, y no en un Dios que se interese por el destino y por los actos de los seres humanos. Aquí Dios y la naturaleza se identifican, y este sesgo panteísta es común a Spinoza y a Einstein. De hecho, Einstein habló en ciertas oportunidades de un “sentimiento religioso cósmico" o “religión cósmica”, una forma suprema de religiosidad que no estaría fundada en Revelación alguna, ni daría origen a una concepción antropomórfica de Dios, ni a una religión institucionalizada, ni a una teología sistemática.
-Sus ideas sobre Dios, ¿eran importantes en sus concepciones científicas?
Sí. Sus concepciones acerca de la ciencia (particularmente de la física) se fundaban en su creencia de que las especulaciones científicas provienen de un profundo sentimiento religioso; sin él, no serían posibles la ciencia y el arte. Como Spinoza, afirmaba que en la naturaleza todo acontece de acuerdo con leyes inmutables y deterministas, lo cual le impidió aceptar la llamada a la interpretación ortodoxa de la mecánica cuántica, adoptada por la llamada “escuela de Copenhague”, según la cual el carácter de las leyes físicas, en el dominio de la microfísica, es esencialmente estadístico o probabilístico, no determinista. Las propiedades de un sistema cuántico en un cierto instante, según esta interpretación, no determinan unívocamente las propiedades del mismo en un estado posterior. Esta posición alejó a Einstein de los puntos de vista adoptados por la mayoría de los físicos de su época.

Alejandro Agostinelli